"Carne de cañón"-Emiliano Buenfil-Son pa' llevar #37


Aun le hablamos a las piedras
Alejandra Elizalde
Viernes 27 de mayo de 2011

Llegamos a la plancha, habitada hace días y días por los compas del SME y ahora sumados los profes de la 22, en este lugar ya hay plantones “tradicionales” unos que se hacen y se repiten cada año, cada vuelta, cada infamia, cada agravio.

La idea: sumarse a la primera convocatoria para tomar las plazas, solidarios con los compas españoles llenos del Sol, recibir con música a la caravana que viene marchando con el color de la sangre, como sus trajes de las mujeres y de las niñas, y que con la sangre a cuestas, se regresa… Emiliano Buenfil, nuestro cómplice de viernes y de ganas. 

Dimos vueltas por la plaza, nos fuimos encontrando. Los indignados mexicanos, unos cuantos, se juntan y hacen círculo, sentados en la plaza. A conocerse, a platicar, a inventar. 

Llega la marcha, tantas mujeres coloridas en el entramado que habla del mito y del futuro, la cara de sol. Vienen gritando con voces pausadas, cansadas, contundentes. La marcha rodeó el zócalo, siguió hasta el palacio nacional, ahí se detuvo y la gente, las doñas, los chavos, los dones, las niñas y los niños, le gritaban desde un pequeño altavoz a esas piedras sordas, a ese edificio históricamente cerrado, y a su espalda, a nuestras espaldas, la plaza tomada, en campamento desde hace días, desde siempre, el SME, l@s profes, l@s indignad@s… y nosotr@s, sin hablarnos, dándonos la mutas espaldas, las espaldas mudas, sin herramientas para tejer las redes que nos permitan platicar, hacer acuerdos, tejer vínculos, juntar fuerza, ánimo, esperanza y así caminar camino. 

Una tristeza se nos asienta entre imágenes y una rola, entre el pecho y la espalda… Una tragedia, y pa´ peor, griega, con héroe solar y todo, ¿quién será el loco de esta historia? ¿Quién el aprendiz caminate? ¿Cómo se disponen las cartas? ¿Con que elementos hacemos su lectura? 

Aún se espera del Padre, del Poder, la respuesta unívoca, autoritaria, esa que en nuestras fantasías lo resuelve todo y con prontitud; aún le pedimos al gobierno que intervenga, que arregle, que ponga en su lugar, que resuelva, marchamos, gritamos, esperamos. 

Hace rato que sabemos que esa puerta está cerrada, ¿por qué seguimos tocando? ¿por qué gritamos a las piedras sordas? Quizá por griega es que no nos sirve ni nos convoca, esta tragedia…

El miedo es enfermedad de la soledad y para sacudirlo hay que juntarse, enredarse. Lo cierto es que ahí estuvimos, todas y todos esa tarde de viernes, plantad@s, presentes, con todo y las espaldas y las tristezas y la sangre y los gritos para las sordas piedras. 

 Se nos queda la música y las imágenes Solo pido que reviente lo que tenga que reventar, que lo duro ni se siente, lo tupido es lo que duele más. Si la abeja reina muere, queda miel en el panal, queda lo que da la tierra, queda lo que trae el mar…dice Emiliano y nos acompañamos.

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